Elaborado por: Andrés García
A mis amigos, que son mi familia,
Y a mi familia, que son mis amigos.
La expresión popular “los amigos son la familia que elegimos” pareciera que los lazos familiares son más importantes que los de la amistad, sin embargo, quiero reivindicar la amistad con respecto a la familia. Para llevar esto a cabo es necesario que defina tanto la familia como la amistad.
La familia se define ya sea a partir de un vínculo legal que tienen un proyecto en común, sin embargo esto es un poco problemático, porque dicho vínculo se puede perder por voluntad de cualquiera de los implicados en el vínculo, se plantea como un vínculo estable y duradero pero esta clase de vínculo es de los más frágiles que hay, y se puede disolver por cuestiones tan simples como la incompatibilidad o simplemente porque ya no desean compartir con la otra persona; y generalmente después de disuelto el vínculo las partes no quedan en buenos términos, generalmente se queda en términos de enemistad o indiferencia.
Por otra parte, está la familia que se establece por vínculos de consanguinidad, en este vínculo la familia es indestructible desde la perspectiva del vínculo, es decir éste no se puede romper, pero esto no quiere decir que las personas que pertenecen a un círculo familiar se quieran y se ayuden entre sí, es más, es posible que entre miembros de una misma familia se odien entre sí, como se ha visto el caso que padres abandonan o traicionan a sus hijos, los hermanos se odien entre sí, entre muchas otras desavenencias. Así, pues, aunque los vínculos familiares sean indestructibles no aseguran que el objetivo de dicho vínculo cumpla con sus objetivos que es el de ayudarse mutuamente, y estar siempre para el otro.
Es precisamente por estas desavenencias que pueden ocurrir en el núcleo familiar que se afirma que “los amigos son la familia que se escoge”, y esto porque muchos pueden no sentirse cómodos con su núcleo familiar, ya sea porque no se entienden con sus padres o hermanos, y su convivencia no es más que un campo de batalla; en cambio con los amigos cada quien se siente como si el otro fuera una extensión de él mismo en ciertos aspectos, como decían los antiguos griegos: “un alma en dos cuerpos”.
Si bien es cierto que muchas amistades se pueden dar en principio por conveniencia, en el sentido de que se pueden brindar ayuda mutua, en otros casos se presenta la relación simplemente por el placer experimentado en la compañía del otro, y en otros casos de la conveniencia se pasa también al placer compartido con el otro, ya sea este por los gustos que se tienen en común o simplemente porque se disfruta de la compañía del otro porque en dicha compañía podemos ser como realmente somos sin sentirnos juzgados, podemos equivocarnos y no sentirnos culpables, podemos destortillarnos de la risa y no sentir vergüenza.
Con el amigo simplemente podemos dejarnos ser, pero la amistad no va sólo hasta dejarnos ser, que ya es más que suficiente. Los amigos se montan en el bus de nuestros proyectos y lo llenan de gasolina, es decir, nos impulsan a que alcancemos nuestros proyectos porque la satisfacción y la alegría de un amigo está en que el amigo alcance sus objetivos y sea feliz, así dichos proyectos los alejen del camino en común. Como decía Borges con respecto a la distinción entre el amor y la amistad “la amistad no necesita de la presencia, como sí lo necesita del amor”. Yo diría que el amor que se profesa en la amistad es el amor más libre que hay, porque es un amor que libera e impulsa a volar.
Alguien podría decir que los amigos también traicionan, y cuántos de nosotros no han sido traicionados por un amigo o una amiga, que se ha ido con nuestra pareja, o quitado el trabajo, o no nos ha pagado un prestado solicitado, yo simplemente diría que él o ella no tenían con nosotros un verdadero vínculo de amistad, serían como una falacia en la argumentación, es decir, un argumento que parece válido o correcto pero no lo es, porque es falaz, es decir falso.
Por todas estas razones considero que el amor de la amistad es mucho más grande que el amor de la familia, el amor de la amistad se da sin mesura y sin contraprestaciones, pues se trata al otro, al amigo, como si fuera un otro yo -como diría Aristóteles-. Y no en vano el estagirita fundamentó la sociedad civil en la amistad, solamente entre amigos se puede construir un bien común.