Elaborado por: Daniel Jiménez Tacué
El único fruto del amor es la banana, es la banana.
El único fruto del amor es la banana del mio cuor.
“La banana”, Chachachá de Ben et sa Tumba, 1960.
Así mismo, una tradición apócrifa del Islam afirma que el fruto del árbol del bien y del mal que comieron los primeros hombres no era otro que el banano…
Juan Cárdenas, Volver a comer del árbol de la ciencia, 2018.
La formación de las compañías norteamericanas del banano en Centroamérica y el Caribe, ha estado profundamente asociada con la explotación y la muerte. En 2007, la Chiquita Brands se declaró culpable de haber pagado 1.7 millones de dólares a los grupos paramilitares del Urabá (Colombia).
John Otis, “Escándalo de Bananera Chiquita Brands En Colombia,” Houston Chronicle, April 4, 2007, https://www.chron.com/spanish/la-voz/article/Esc-ndalo-de-bananera-Chiquita-Brands-en-Colombia-1797659.php.
«Testigos indican que Chiquita y otras firmas bananeras no tenían problemas en pagar a los paramilitares para que eliminaran de sus plantaciones a las guerrillas -que habían secuestrado y asesinado a personal de la compañía–, y para que mataran a simpatizantes de los rebeldes que dominaban los sindicatos bananeros.»
Chiquita Brands International, es el nombre que en 1985 adopta la tristemente célebre United Fruit Company –UFCO–. La UFCO quedó registrada en la historia y en la memoria de los obreros por un acontecimiento bochornoso conocido como «la masacre de las bananeras», ocurrido en 1928 en la Zona Bananera (Aracataca, Fundación, Sevilla, Ciénaga), cuando un grupo de trabajadores bananeros deciden elevar un pliego de peticiones a la compañía norteamericana, en el que pedían básicamente ser reconocidos como trabajadores de la compañía, aumento del jornal, seguro colectivo, acceso a salud, etc., 9 puntos contenía el pliego. Al no ser reconocidas sus demandas los trabajadores inician la huelga entre agosto y noviembre de 1928. A petición de Thomas Bradshaw, gerente de la UFCO, el ejército hace presencia en la Zona. El 12 de noviembre de 1928, el general Carlos Cortés Vargas es nombrado como Jefe Civil y Militar de la Provincia del Magdalena, lo cual le da facultades extraordinarias para manejar el asunto de la huelga, así que el 5 de diciembre decide declarar «malhechores» a los huelguistas y en la madrugada de ese mismo día los soldados a su cargo disparan contra más de mil personas que estaban concentradas en la Estación del tren de Ciénaga Magdalena.
Muchos años después de este episodio de las bananeras se desata la Segunda Guerra Mundial y a la UFCO el gobierno norteamericano le obliga a prestar los barcos de su Gran Flota Blanca (Great White Fleet), con la que transportaba las bananas, para ser usados en la guerra en la que Estados Unidos decidió intervenir en 1941, luego del ataque japonés a la base naval de Pearl Harbor. Después de 1945 la UFCO vuelve a la Zona, pero ya no para seguir con el negocio del banano, sino para vender sus tierras al Estado colombiano, la cual él le había regalado a principios del siglo XX. Vende, deja de la producción bananera y se concentra en su comercialización, decide trasladar su operación comercial a las tierras del Urabá Antioqueño.
El artista y curador colombiano José Alejandro Restrepo realiza su video instalación «Musa Paradisiaca» en 1996. En esta obra artística vemos colgados unos racimos de plátano y banano, cuyo esqueleto termina sosteniendo una pantalla de televisión donde se observan fragmentos de documentos visuales, notas de prensa e imágenes sobre asesinatos y masacres asociadas a la producción bananera, en la que es dueña y señora la compañía norteamericana. En un libro que publica el artista sobre esta obra, él hace mención a la revelación pública que hace la compañía en 2007 sobre su relación con el paramilitarismo en Colombia.
Musa Paradisíaca es el nombre científico con el que el botánico sueco Carlos Linneo bautizó al plátano, está asociación de la fruta con el paraíso que hace Linneo no es ingenua, nos lo recuerda el escritor Juan Cárdenas: la banana bien podría ser la verdadera fruta prohibida arrancada por Eva del Árbol de la Ciencia, del Bien y del Mal que se erguía imponente en el paraíso bíblico, del que, por cierto, fuimos expulsados y condenados a vivir en un mundo demasiado violento.