Odiando tanto su follaje fino, decidió labrar su propio destino, dejando la vida volviéndose inerte, entregándose a la gloriosa muerte.

El vivir, la ha devorado insaciable, como hambriento león, que ruge, que caza, que disfruta su cena.

De entre las vanas acciones cómplice y Traicionero, escondido entre la lengua que altera el hecho, De la utópica esperanza consejero sincero Que acobarda la osadía invitando al blando lecho.

Marionetas de la palabra señor, ovejas encerradas en anchuroso rebaño, entregando su lana al gran pastor.