Elaborado por: Asthéneia
Al profesor: Properino Muñoz
Blancas paredes de la vieja aula,
Con barro acorazado y maderos porosos,
Donde rebotaban emocionados los dulces gritos,
Los cándidos ingenios, rayaban con su dedo,
E inocentes ojos destellaban vida.
Viejas paredes atónitas de encanto,
Con la tarea más sensible… enseñar
Con la tarea interminable…aprender.
Las paredes se cayeron, y crecieron más esbeltas,
Los pueriles maduraron y fueron amantes,
Aprendieron del “profe”, siempre el mismo.
Con la gorra empolvada y, la vos imperativa,
El humor desenfrenado y la sonrisa extensa.
Nuevas paredes atónitas de magia,
El señor de las palabras, de los grandes secretos,
El caminante incasable en arduas travesías,
Para entregar a sus niños el tesoro más preciado:
Aprender a aprender.
Caminante enamorado de las pequeñas vidas,
Las flores se estremecen a su paso,
Correteado por los pequeños amigos,
Hacia el implacable destino;
Su carrera no termina con su adiós,
Todos correteamos su sabiduría.
Nuevas paredes, nueva época, nuevos saberes,
El viejo incansable, parte sin marcharse,
Viejas paredes… pequeños inocentes,
Grande institución… gigantes seres.
Es tiempo de apreciar desde la tranquilidad,
El incansable esfuerzo, el sincero motivo,
Profesar el saber, para saber ser.
Viejo querido, invencible servidor,
Es tiempo del descanso,
Aquel jubiloso espacio,
Dado por la vida para reflexionar.