Elaborado por: Camilo Andrés Ortega Muñoz
Nuestro planeta presenta graves deterioros ambientales, y el gran responsable de que suceda son las emisiones contaminantes provenientes de los sectores energéticos y los transportes, los cuales emiten más de la cuarta parte de las contaminaciones atmosféricas, de acuerdo a la Organización de Naciones Unidas, un 39 por ciento.
Nuestro mundo está inmerso en un constante desarrollo que ha significado el incremento de la esperanza y calidad de vida para millones de seres humanos gracias a los avances científicos y tecnológicos, pero a su vez también ha significado la sobreexplotación de los recursos ambientales y la pérdida de biodiversidad y la degradación ambiental.
Pero esto nos lleva a preguntarnos lo siguiente ¿Qué sucedería si los avances científicos y tecnológicos se vieran estancados producto de tener como fuente de energía principal, las energías limpias o renovables? ¿Las poblaciones en Europa o Estados Unidos, donde la calidad de vida es superior a la de otros países, podrían mantener su elevado consumismo? ¿Qué pasaría con el precio de las energías tradicionales y del petróleo?.
En África, por ejemplo, la mitad de la población vive sin electricidad, un problema que ha generado carencias en la sanidad, empleo, y educación. Pascal Maître, un fotógrafo francés que lleva más de 40 años recorriendo África, señala que es muy común que en varios sectores de África se hable del problema de la electricidad, y incluso hay lugares como la isla de Kinesserom en el lago de Chad, donde tener un generador eléctrico es un lujo, y quienes lo tienen lo utilizan como negocio para dar un servicio eléctrico como el de recargar móviles.
Los problemas sociales que conlleva dar ese paso al uso de energías limpias o renovables es muy grande, especialmente por el nivel de vida de muchas personas, ¿Pero qué es lo que limita dar ese paso energético necesario para preservar el medio ambiente? Quizás uno de los factores más determinantes son los precios relativamente bajos de los combustibles tradicionales, incluidos los intereses económicos de algunos actores que limitan la proliferación de las tecnologías energéticas en pro del ambiente a razón de los altos costos de producción que conllevan. Puede que falte demasiado tiempo para generar un cambio profundo, en nuestro sistema energético, de pasar de los combustibles tradicionales a las tecnologías en pro del ambiente, pero nosotros como población podemos empezar a dar pasos con acciones que empiecen a contribuir a la protección de nuestro planeta, por ejemplo, desconectando aparatos tecnológicos cuando no los estemos utilizando, apagar las luces de nuestras viviendas cuando sea necesario, utilizar bombillas de bajo consumo, aprovechar el potencial de la luz solar abriendo ventanas y subiendo las persianas, regular la temperatura del aire acondicionado y de la calefacción, entre otros.
BIBLIOGRAFÍA
- Fuente: Olivera Fujiwara E, Energía y medio ambiente. Revista Mexicana de Opinión Pública. (9):51-65.
- Fuente: XLSemanal – La mitad de África vive sin electricidad: el reto de vivir sin luz.